jueves, 8 de octubre de 2009

:(






Eran las 2 de la mañana y la fiesta continuaba, tú seguías a unos metros enfrente de mí, mirándome descaradamente, como si te creyeses que no me estaba dando cuenta de que tus ojos no se desviaban de mi escotado vestido ni un solo segundo. Casi al final de la fiesta, cuando ya estaba amaneciendo, te acercaste tímidamente, cosa que preferí que no hicieras, me ofreciste una copa y mientras dabas una calada a ese puro que sujetabas en la mano me dijiste lo preciosa que estaba esta noche, que no te habías fijado hasta ahora en mi. No me atreví a coger aquella copa que me ofreciste, me parecía una deliciosa tentación, pero no sé porque algo me advertía de que no debía de aceptarla, que no debía beber de ella, que si lo hacía nada acabaría bien. Así que así lo hice, cogí la copa y me despedí de ti con una sonrisa amable en la cara, me acerqué a una mesa de la sala y dejé ahí la copa, me di la vuelta pero antes de seguir andando no pude evitar mirar de nuevo el liquido rosado que contenía, acto seguido busqué tu mirada entre toda aquella multitud y cuando al fin la encontré… era de esperar, tus pupilas me observaban desde el rincón más lejano del salón, esta vez tu mirada era cautelosa, me mirabas de una manera tan extraña que eso me dolió, no supe que hacer, así que por ciencia infusa estuve un buen rato ahí paralizada hasta que una mano se posó en mi hombro, me asustó y me giré bruscamente, al girarme el tacón se engancho en la cola de mi vestido haciéndome perder el equilibrio. Fue visto y no visto, cuando yo ya me veía en el suelo noté como tus manos rodeaban mi cuerpo sujetándome e impidiendo que cayese. Abrí los ojos y ahí te tenía, cara a cara, podía notar tu aliento por mi cuello, estabas tan cerca que las ganas de besar tus labios se hicieron infinitas. Me ayudaste a ponerme de pie y me dijiste la frase que menos me apetecía oír. Te dí las gracias y me despedí, esta vez de verdad, prefería que ese día acabase ya, necesitaba una ducha fría y una buena siesta para aclarar las ideas que se habían revolucionado dentro de mi cabeza.


Cogí un taxi que me llevo a casa, nada mas entrar por la puerta principal fui directa al contestador haber si había algún recado. Tenía una llamada perdida de mi amiga. Y una vez más cometí el error que siempre cometía, busqué entre todos aquellos mensajes del contestador hasta llegar a uno que decía: “Sabes que siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase, de alguna manera siempre voy a estar cerca de ti, confía en mi por favor, te prometo que nunca te dejaré sola. Te quiero” Y como bien he dicho antes, una vez más cometí el error de mi vida, creer tus palabras, que siempre fueron mentiras.





















Yopongoloslimites_xX

No hay comentarios: